Carlos Lazo, líder de Puentes de Amor, denuncia que las autoridades cubanas le ha prohibido entregar personalmente donaciones a hospitales.

por Redacción
Carlos Lazo, líder de Puentes de Amor, denuncia que las autoridades cubanas le ha prohibido entregar personalmente donaciones a hospitales.
La noticia es que Carlos Lazo, líder del movimiento Puentes de Amor, ha emitido un comunicado denunciando que las autoridades cubanas le han prohibido a varios miembros de su proyecto entregar personalmente donaciones de leche en polvo e insumos médicos en hospitales pediátricos de la Isla.
Según el profesor cubanoamericano, desde hace varios meses, una «regulación misteriosa» les impide visitar los centros médicos, obligándolos a entregar las donaciones en el aeropuerto de La Habana sin posibilidad de verificar su destino final. En su comunicado, Lazo expresó: «Desde unos meses acá, nuestra labor se ve ensombrecida por esta prohibición que obstaculiza e impide nuestro acceso a estas instituciones. Llegamos al aeropuerto de La Habana y ahí tenemos que entregar la carga, con la advertencia clara de que no nos está permitido ir a ninguna institución médica o comunitaria».
El activista también afirmó que, a pesar de intentar esclarecer la situación con diversas instituciones y funcionarios, solo han recibido respuestas evasivas, mientras que «se ha llegado incluso a “orientar” a amigos e instituciones en Cuba, a que no nos reciban y se alejen de nosotros».
Lazo a menudo es cuestionado por el ala radical de la oposición emigrada en Miami, quien califica varias de sus acciones como una forma de «oxigenar» el sistema político cubano, le cuestionan haberse reunido con el presidente cubano Miguel Díaz-Canel y lo acusan de hacer silencio ante situaciones de la política doméstica cubana, como la existencia de personas presas a raíz de causas políticas. Estos grupos en varias ocasiones han intentado entorpecer su labor humanitaria con estrategias que han ido desde campañas de boicots en redes, violencia física en Miami durante las protestas contra las sanciones, hasta amenazas de muerte, según ha denunciado el propio activista.
Sin embargo, esta vez, en su comentario afirma que «al parecer el extremismo, la sospecha y el silenciamiento contra nosotros no solamente es un fenómeno de Miami. En Cuba también ocurren fenómenos que desalientan, bloquean y ofenden a aquellos que, desde cualquier lugar del mundo, luchan cada día por la familia cubana».
En la publicación en Facebook, con más de mil comentarios, puede verse el apoyo de figuras relevantes de la cultura y la política cubana como Israel Rojas Fiel, vocalista del grupo Buena Fe, quien afirmó que: «He sido testigo de la manera irresponsable e irrespetuosa que han sido tratados miembros de ‘PdA’ en los últimos meses. Debe ser que eran demasiado útiles. Demasiado consecuentes con estos tiempos de tanto odio y desunión».
En el pasado, Lazo entregó leche, medicamentos, y hasta insumos para complejas cirugías, como el custodiol, que se utiliza en trasplantes de órganos, con un cargamento que el activista trajo a Cuba, gracias a donaciones de la comunidad de emigrados, en junio de 2022.
Esto pone de manifiesto la burocratización de los procesos cubanos para las donaciones en medio de una fuertísima crisis que afecta particularmente al sistema de salud. Carlos Lazo no ha sido el único en sufrir negativas y trabas a la hora de realizar iniciativas cívicas para ayudar a los más necesitados, pero al ser un activista visible y otras veces bien recibido por las autoridades, su caso se ha vuelto más llamativo.
En un contexto de escasez, las donaciones han sido un paliativo esencial ante la carencia crónica de insumos médicos y alimentos en hospitales y farmacias. Actualmente, la mayoría de los cubanos se ven obligados a adquirir medicamentos en el mercado informal, donde los precios son exorbitantes y la procedencia de los productos es incierta.
Esta situación se ha agravado debido a la combinación de medidas unilaterales coercitivas de Estados Unidos que ponen trabas para que Cuba los insumos que necesita para producir medicamentos, y una gestión estatal ineficiente que ha descuidado las inversiones en el sector de la salud.
Para que se tenga una idea de la gravedad de la situación, en diciembre del pasado año, el primer ministro Manuel Marrero Cruz afirmó que «de 651 productos que forman el cuadro básico de medicamentos, en el último mes 461 están entre falta y baja cobertura, por no contar con las divisas necesarias para financiar productos y materias primas», esto significaría que solo un 30% aproximadamente del cuadro básico está garantizado.
Las regulaciones cubanas permiten actualmente la importación no comercial de medicamentos, alimentos y productos de aseo sin límites de cantidad y exentos de impuestos, siempre que se transporten como equipaje acompañado y en bultos separados del resto del equipaje, y no sobrepasen los 500 dólares en valor y los 50 kilogramos en peso.
Sin embargo, la ausencia en farmacias y hospitales de medicamentos básicos como analgésicos y antibióticos, y la limitada capacidad de producción nacional, han fomentado la proliferación del mercado informal, que se alimenta, tanto de desvíos de donaciones y la poca producción nacional, como de personas que actúan como «mulas», compran estos insumos en otros países, sin exceder las cantidades estipuladas, y luego los revenden en territorio nacional.
Medicamentos en Cuba ¿subsidio o libre mercado?
Los medicamentos se adquieren en destinos como México, Panamá o la India y se compran al por mayor y en muchos casos en rebaja. El intercambio se da en la medida de la necesidad de las partes, solo que en este caso hay una de las partes que tiene poder sobre la otra, porque tiene en sus manos un producto vital que escasea.
Por lo general, el protocolo establecido para la recepción de donaciones en Cuba establece que el donante entrega la carga a un organismo superior y este la distribuye. Sin embargo, la negativa de las autoridades a permitir que organizaciones como Puentes de Amor entreguen directamente sus productos y verifiquen su correcta distribución genera desconfianza entre los donantes y la población beneficiaria.
Esta falta de transparencia alimenta las sospechas de que los insumos no llegan a quienes realmente los necesitan, ya sea por descoordinaciones internas o por casos de corrupción. Como señaló Lazo, «uno de los argumentos que utilizan aquellos que, en Estados Unidos, se oponen a que llevemos ayuda a los hospitales de Cuba, es que esos insumos no llegan a los hospitales». Además, Lazo destacó que «cuando visitábamos esos centros, además de documentar la entrega, podíamos constatar, de primera mano, las penurias provocadas por el bloqueo».
Llama la atención por qué el cambio en la actitud hacia Lazo, cuando el ex veterano de la guerra en Irak y profesor de un preuniversitario de Seattle, estado de Washington, ha sido una de las voces contra las sanciones que más alto ha sonado en la capital estadounidense. Desde su posición de ciudadano norteamericano ha solicitado y sostenido reuniones en el Departamento de Estado, con Congresistas, para defender a la familia cubana como principal víctima de las políticas coercitivas hacia la Isla. ¿Por qué, si sus objetivos se alinean con los de las misiones diplomáticas cubanas en el mundo, a favor y por el levantamiento de las sanciones, es ahora cercado por trabas burocráticas?
Nuestra opinión es que la burocracia excesiva y la ausencia de una cultura de transparencia están obstaculizando los esfuerzos de quienes buscan mitigar la crisis en Cuba.
Si bien es comprensible que existan controles para evitar la entrega de medicamentos y alimentos adulterados o la exposición indebida de menores de edad en publicaciones, estas preocupaciones pueden abordarse mediante protocolos claros y efectivos. Por ejemplo, se podría exigir que las imágenes de menores tengan sus rostros cubiertos o difuminados en las publicaciones, garantizando así su privacidad y cumpliendo con las normativas de protección.
Muchos donantes solicitan evidencia fotográfica de la entrega de sus contribuciones debido al temor de que los insumos se desvíen o se pierdan en el proceso de distribución, ya sea por descoordinaciones o por prácticas corruptas. En lugar de imponer prohibiciones que generan opacidad y desconfianza, las autoridades deberían facilitar mecanismos de rendición de cuentas que aseguren la correcta distribución de los envíos y fortalezcan la confianza entre los donantes y la población beneficiaria.
En un contexto donde la escasez de recursos es extrema y afecta gravemente la salud y el bienestar de la población, el Estado tiene la responsabilidad de facilitar, y no entorpecer, la llegada y distribución de ayuda humanitaria de donde quiera que venga. La colaboración transparente y efectiva entre las instituciones estatales y las organizaciones solidarias es esencial para garantizar que los insumos lleguen a quienes más los necesitan y para aliviar, en la medida de lo posible, la crisis que enfrenta el país.
Es urgente e imprescindible que las autoridades cubanas aclaren lo sucedido y den respuesta a la pregunta que encabeza esta nota. En una situación en la cual personas pudieran estar en grave riesgo para la salud por la ausencia de un medicamento, o mal nutriéndose por la carencia de alimentos, cualquier traba burocrática que impida la llegada de estos productos a sus destinatarios debería tener todo el repudio de quien esté comprometido con el bienestar de la ciudadanía cubana.
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Cortesía de La Joven Cuba